SEMBLANZA
José Alfredo Jiménez nació en esta casa el 19 de enero de 1926, siendo el tercero de cuatro hijos del matrimonio formado por Agustín Jiménez Tristán y María del Carmen Sandoval Rocha. Su padre, farmacéutico de profesión, estableció en 1900 la primera farmacia de Dolores Hidalgo: la botica “San Vicente”. Hombre sensible, quien gustaba del placer de la literatura y la música, organizaba veladas en las que se reunían músicos, poetas y políticos. La infancia de José Alfredo se desarrolló en el apacible entorno provinciano de Dolores, en tanto que el bohemio ambiente familiar, en el que se escuchaba la música de los compositores y cantantes de moda, estimuló su sensibilidad artística. Cuando José Alfredo tenía apenas diez años murió su padre y la botica cayó en bancarrota, por lo que la familia se mudó a la Ciudad de México, estableciéndose en la colonia Santa María la Ribera. La precaria situación económica provocó la desintegración de la familia y obligó a José Alfredo a dejar los estudios al terminar la primaria y realizar diversos trabajos para sostenerse. Ya cerca de los veinte años, en su tiempo libre jugaba fútbol como portero del equipo “Oviedo”, de donde saltó, aunque por un breve período, a la primera división con el “Marte”.
Por esas fechas ingresó a trabajar en el restaurante “La Sirena”, ubicado por el rumbo de su casa. Junto con Jorge Ponce, hijo del dueño y los hermanos Enrique y Valentín Ferrusca formó el cuarteto “José Alfredo y Los Rebeldes”. Poco a poco se dieron a conocer en la zona llevando serenatas, mañanitas y amenizando fiestas de cumpleaños y reuniones familiares. Con este grupo inició su carrera artística y en esos años escribió en cualquier papel que tenía a la mano sus primeras canciones. En 1947 lograron cantar en las estaciones de radio XEX y XEW. Sin embargo, sus intentos con disqueras para grabar sus composiciones resultaban en vano. La fortuna llegó una noche de principios de 1951, cuando Andrés Huesca, intérprete y compositor del género ranchero, cenaba en el restaurante y José Alfredo le cantó su nueva canción “Yo”. Impresionado, Huesca la memorizó para incorporarla a su repertorio. Unos días después, durante la grabación de un disco LP en la RCA Víctor, mientras Mariano Rivera Conde, entonces director artístico de la empresa, atendía una llamada telefónica, Huesca y su grupo “Los Costeños” aprovecharon la pausa para ensayar “Yo”, con la intención de cantarla esa misma noche en una fiesta privada. Los micrófonos quedaron abiertos, por lo que Rivera Conde escuchó la canción y al colgar el aurícular, exclamó: “Muchachos, ¡esa se graba!” .
La canción se convirtió en un gran éxito y en el puntal de la fructífera carrera artística de José Alfredo. Ese mismo año la RCA Víctor le grabó cuatro canciones más: “Ella”, “Cuatro caminos”, “La que se fue” y “Qué suerte la mía”, interpretadas por él mismo y por los mejores cantantes del momento, entre ellos, Jorge Negrete, Pedro Infante y Miguel Aceves Mejía. El triunfo fulminante e inusitado de esas canciones le valió el nombramiento de Compositor del Año. En tan solo un año José Alfredo conquistó éxito, fama y fortuna. Muchas de las canciones de José Alfredo fueron inspiradas por la belleza y sensualidad de Paloma Gálvez, joven veracruzana a la que conoció cuando ambos tenían 21 años y con quién contrajo matrimonio el 27 de junio de 1952. La pareja tuvo dos hijos: Paloma, nacida en 1954 y José Alfredo en 1955. A lo largo de dos décadas, entre 1951 y 1973, grabó decenas de discos y recorrió el continente cantando en todo tipo de escenarios, así como en la radio, el cine y la televisión. Compuso más de 300 canciones cuya difusión y popularidad se acrecentaron continuamente, interpretadas y grabadas en todas las latitudes por los más destacados cantantes de la época.
José Alfredo vivió con los excesos y tentaciones del medio artístico. Paloma, esposa paciente, soportó en un principio sus frecuentes y prolongadas ausencias, pero hacia 1960 el abandono y los amoríos de José Alfredo se volvieron intolerables por lo que decidió separarse de él. No obstante, el matrimonio nunca se disolvió y el cantautor se mantuvo siempre pendiente de su familia. Vivió en unión libre con María de Jesús Medel con quien procreó tres hijos y formó una segunda familia. Para entonces, su fama como mujeriego, a veces real y otras imaginaria, se extendía. La fusión de canciones y vida, hizo que en la memoria popular se volvieran indistinguibles el compositor y los personajes de sus canciones. Surgieron así rumores de que tenía hijos con otras mujeres y romances con varias artistas de la farándula. En 1968 le diagnosticaron cirrosis hepática, pero recayó en la bebida a pesar de que podía conducirlo a la muerte. José Alfredo se presentó en público por última vez en el programa de televisión “Siempre en Domingo”, cantando su canción “Gracias”, con la cual pareció anticipar su muerte, que se produjo algunas semanas después, el 23 de noviembre de 1973. Desde su fallecimiento ha sido objeto de múltiples homenajes, que no son sino reconocimientos a la universalidad y permanencia de sus obras.